Pues porque contiene vitamina C, y es esta vitamina la que actúa como antioxidante, no el limón en sí ni su acidez.
Digamos que quieres hacer un puré de frutas, para un sorbete o un coulis de frutas, peras por ejemplo: pelas las peras, les quitas el corazón y lo mezclas todo, es muy sencillo.
El problema es que el puré de pera se oxida muy rápidamente y cambia de color, el sabor no cambia (o sólo ligeramente), pero es menos apetitoso.
He aquí el truco: añade una pizca de vitamina C a tu puré de frutas (mientras lo mezclas), y el resultado será espectacular.
En esta foto, puedes ver un puré de pera hecho hace 5 minutos, en el vaso de la izquierda el puré solo, en el vaso de la derecha el mismo puré con una pizca de vitamina C.
La vitamina C se puede encontrar en farmacias, pero hay que pedirla "para uso alimentario", es decir, de limón o naranja no aromáticos, o en tiendas para el comercio de alimentación. No es muy cara, y se toma una pizca cada vez.
Por último, he aquí algunos ejemplos de frutas y verduras en las que la vitamina C hace milagros: aguacates en guacamole, alcachofas moradas peladas crudas (remojadas en agua con una pizca de vitamina C), coulis de fresas o albaricoques, etc.
Como regla general, siempre que tenga que remojar algo (verdura o fruta) en una receta para evitar que se ponga marrón, añada una o dos pizcas de vitamina C al agua; se sorprenderá de lo eficaz que es.
En resumen: una pizca de vitamina C en un preparado es muy eficaz para evitar que los productos frescos se oscurezcan.