Para hacer una buena tarta, se necesita una masa (quebrada, de mantequilla, dulce u otra) bastante fina, es decir, de unos 3 mm de grosor.
Debe ser fina, pero también regular, es decir, el grosor debe ser el mismo en toda la superficie de la masa.
No es tan fácil extender una masa de manera uniforme, y los profesionales que se dedican a ello suelen trabajar con una máquina bastante extraordinaria llamada laminadora: La masa es empujada por una cinta automática entre 2 cilindros metálicos de grosor regulable.
En casa, no hay ningún secreto, hay que trabajar con un rodillo y, por lo tanto, extender la masa un poco a ojo para determinar el grosor adecuado, y que sea lo más regular posible.
Es posible mejorar esto
Si, y con una pequeña herramienta muy sencilla y barata, la
cuña de repostería.
Como su nombre indica, son bloques muy sencillos, de distintos materiales, metal, silicona, madera... y de grosor fijo, a menudo de 3, 5 y 10 mm.
Para utilizarlas, basta con empezar a extender como de costumbre y, cuando se esté cerca del grosor elegido, colocar las cuñas alrededor de la masa y extender la masa utilizando las cuñas.
De esta forma, el rodillo no puede bajar más que las cuñas, y la masa no puede bajar más que las cuñas.
Es muy sencillo y muy eficaz, así que no dudes en probarlo.
En resumen: para extender una masa de manera uniforme, nada es más práctico que unas cuñas de repostería del grosor elegido.