Buena fruta
En primer lugar, pelar una fruta significa retirar la parte superior y externa de la corteza, que es la que recibe la mayor parte del tratamiento químico que se le aplica.
Así que cuidado: es absolutamente necesario lavar bien la fruta antes de pelarla, pero lo mejor es utilizar fruta ecológica, ya que así se garantiza que no ha sido tratada.
La parte correcta de la fruta
La parte de la cáscara que se pela suele ser muy fina, de 1 milímetro o menos, por lo que es muy importante quitar sólo la parte coloreada de la cáscara, la ralladura, y sobre todo no la parte blanca de debajo, que no es ralladura sino una fuente importante de amargor, ¡que hay que evitar a toda costa!
En esta foto, puede ver la cáscara a la derecha y la corteza a la izquierda, con la famosa parte blanca.
Las herramientas adecuadas
Existen varios utensilios para pelar, con distintos grados de eficacia:
1) Un pelador o un cuchillo bien afilado: con él se "pela" suavemente la fruta y se obtienen pequeñas tiras de cáscara (de color, recuerde: nada de blanco) que luego hay que cortar en tiras y después en trocitos. No es muy rápido, ni muy eficaz, pero funciona.
2) El rallador: se trata de un cuchillo de forma extraña que permite rallar formando pequeños filamentos. La estructura del rallador hace que no puedas quitar ninguna parte blanca, lo cual es interesante. El único inconveniente es que la ralladura obtenida está un poco "aplastada" y "exudada", así que no es genial.
3) El rallador zester: Es un poco como un rallador de queso, muy fino, sobre el que se frota la fruta mientras se gira (cuidado, es la fruta la que se mueve, no el rallador).
Es, con diferencia, el más eficaz de los utensilios, y puedes encontrar más información sobre él
en esta página.