No te estoy contando nada nuevo, muchas recetas utilizan la ralladura de una fruta, cítricos en particular, y quitarla no es tan fácil.
De hecho, puede que ya hayas visto esta herramienta aquí:
Se trata de un zester o cuchillo zester, que tiene la ventaja de hacer bonitas y largas cáscaras, pero que quedan casi totalmente exudadas, es decir, un poco aplastadas, exprimidas, por lo que la esencia de la fruta que intentas obtener queda más en tus dedos o en el zester que en la receta, una pena.
Es más una herramienta del pasado, ahora hay algo mucho mejor, y es el rallador zester, parece una lima grande, y como la marca principal, la que lanzó la herramienta es Microplane, ahora todos los profesionales dicen uno o el microplane.
No parece una herramienta revolucionaria, y sin embargo lo es. Parece una lima grande, como he dicho, y es más o menos el mismo principio: dientes diminutos en acero inoxidable muy resistente, y permite rallar la fruta que se desee con extrema delicadeza, produciendo una especie de polvo fino que se puede incorporar muy fácilmente a cualquier receta, y que contiene todas las esencias y sabores de la fruta trabajada.
¿Cómo se utiliza? Pues ahí está el truco: intuitivamente, se utiliza igual que una lima: se sujeta la fruta con una mano, el microplane con la otra, y se ralla la superficie, pasándolo por toda la fruta.
Sin embargo, es una mala idea, ya que vas a obtener ralladura por todas partes menos donde tiene que estar, y no exagero.
No, en realidad es al revés, la mano que sujeta el microplane no se mueve, es la mano que sujeta la fruta la que se mueve, desde el mango hasta el extremo.
Y no tienes que ir hacia delante y hacia atrás, sólo hacia un lado y luego giras un poco la fruta para rallar una nueva parte, y así sucesivamente.
Bueno, dicho así, suena muy complicado, y al principio es un poco confuso, esta herramienta que no se mueve mientras la fruta sí, pero una vez que le cojas el truco, ya verás. Y la increíble calidad de la ralladura bien merece el cambio de hábito.
Puedes utilizar el microplane para rallar muchas otras cosas muy finamente, incluso si son bastante duras, como el queso parmesano, por ejemplo.
Los pasteleros también lo utilizan, al igual que una lima, para alisar las bases de tartas o galletas después de hornearlas y conseguir un aspecto final casi perfecto.
En
resumen: para rallar una fruta, nada mejor que un rallador (microplane u otro), y en este caso la herramienta permanece fija, es la fruta la que se mueve.