Pues sí, se puede, pequeños dados por ejemplo, pero desgraciadamente se corre el riesgo de obtener una especie de puré de queso....
Es bastante normal al mismo tiempo, con este tipo de queso, a diferencia del Comté por ejemplo, el centro es muy tierno, y también la corteza, que se suele comer (sí, sí, también es cuestión de gustos).
Entonces, con estos quesos "blandos", ¿es imposible cortarlos bien?
Pues normalmente no, pero hay un truco muy sencillo.
El truco consiste en meter el queso en el congelador durante 1 ó 2 horas, dependiendo de su tamaño, digamos 1 hora para un queso como el Camembert o el Saint Marcellin, y más bien 2 horas para un queso como el Mont d'Or.
Al cabo de este tiempo, el queso se ha endurecido, pero no está congelado, por lo que es mucho más fácil de cortar.
Esto es especialmente eficaz si tiene que quitar la corteza de un queso, lo que normalmente es casi imposible, pero después de este tiempo en el frigorífico es perfectamente factible.
Tenga cuidado de no congelar el queso por completo, ya que esta vez sería casi imposible cortarlo porque estaría demasiado duro.
Lo mejor es meterlo en el congelador durante 1 hora para empezar, y luego ir palpando para ver si se ha endurecido lo suficiente. Si no es así, volver a empezar durante 30 minutos o 1 hora, y así sucesivamente hasta encontrar la textura adecuada.
Una vez que haya terminado de cortar el queso, debe dejarlo enfriar y volver a la temperatura adecuada, a menos que vaya a cocinarlo después, en cuyo caso no es necesario.
En
resumen: para cortar un queso blando, nada mejor que meterlo un rato en el congelador para que se endurezca.