Imaginemos que va a preparar puerros. Hay mil formas de hacerlo, por supuesto, pero una de las más clásicas es el "salteado".
¿Cómo se hace?
- Pela, lava, seca y corta los puerros
- Haga lo mismo con una chalota
- Calentar un poco deaceite o mantequilla o mantequilla clarificadaen una cacerola o sartén
- Una vez caliente, se vierte la chalota, se mezcla un poco y se añade un poco de sal y pimientaAsí que aquí está el primer golpe de sal, tenga en cuenta que es la luz, y se refiere (por el momento) sólo la chalota, vamos a seguir ...
- Cocinar la chalota durante un máximo de 1 minuto, no debe colorearse ni dorarse (decimos"sin colorearse")
- Añadir los puerros, remover bien para mezclar y no añadir sal.
¿Por qué no? Pues porque la sal, con su lado higroscópico, si la añades ahora, va a "bombear" el agua de los puerros, agua que acabará en el fondo de la sartén, y que tendrás que eliminar después por exceso de cocción.
Además, si se extrae el agua de los puerros, éstos se volverán excesivamente blandos y menos apetecibles, perdiendo más fácilmente su bonito color verde. Continuemos... - Se cocinan/saltean los puerros de esta manera, sin tapar, removiendo de vez en cuando, hasta que estén blandos a su gusto, pero todavía bastante verdes
- Y finalmente, fuera del fuego, se añade sal y pimienta al gusto
Lo habrás entendido, es sólo una cuestión de tiempos, salaremos de todas formas, pero también intentaremos hacerlo tarde, para que la sal no esté demasiado en contacto con las verduras crudas. Esto se aplica a las verduras "blandas", pero también a las setas.
De este modo, conseguirá una cocción que conserve la estructura de la verdura y evitará el exceso de líquido en el fondo de la sartén.
En resumen: cuando cocine verduras o setas, es mejor añadir sal sólo cuando la cocción haya terminado, para mantener sus verduras en buen estado.