No es fácil, o más bien no pensamos mucho en ello, pero es una pena tirar el aceite utilizado para conservar el atún o los tomates, ya que está naturalmente aromatizado con lo que se conserva en él.
Y este sabor, estos aromas, pasarán después a tus futuras preparaciones.
Para retomar el ejemplo del atún en aceite y la
salsa vinagreta para la ensalada, proceda como de costumbre para su ensalada, pero cuando añada el atún recoja el aceite en un cuenco o en un tarro pequeño.
Añade vinagre, mostaza, sal y pimienta, mezcla bien y tu aliño con sabor a atún estará listo.
Casi todo lo que se pueda conservar en aceite (pescado, verduras, queso, etc.) se puede utilizar de esta forma, no sólo en una salsa sino como grasa para cocinar, por ejemplo.
Ase tomates en un poco de aceite de romero con dados de queso feta, por ejemplo, y se sorprenderá de los resultados.
Hasta ahora sólo hemos hablado del aceite, pero esto es aplicable a prácticamente todas las grasas conservantes.
Con el mismo espíritu, otro ejemplo: ase patatas en un poco de grasa de
rillettes, y disfrute del sabor resultante, así como del crujiente de las patatas asadas.
Resumiendo: no tire necesariamente la grasa utilizada para conservar los alimentos; a menudo puede utilizarse para acompañar una receta o en la cocina.