En mi memoria, era una cosa grande de metal que se podía comprar en los mercados (al tipo que vendía un número desconcertante de cuchillos y ahorradores), requería cierto agarre para usarlo, pero rallaba casi cualquier cosa y se parecía mucho a esto:
Con el tiempo, como casi todo lo que era manual, desapareció, sustituido por robots, cortadoras robotizadas o ralladores eléctricos, mucho más fáciles de manejar.
El problema de los procesadores de alimentos es que van muy rápido, demasiado rápido incluso para rallar bien, y que tienen una molesta tendencia a hacer trozos muy finos y muy pequeños, demasiado creo yo, y encima a producir un poco de jugo.
Para una ensalada de zanahoria o remolacha cruda, no está tan mal, pero para el apio (futura remoulade de apio) o las patatas (futuras patatas) o las verduras cocidas, no está nada bien, es demasiado fino, casi aplastado, mientras que en estos 2 casos al menos, se quieren trozos largos y bien formados.
Los fabricantes de equipos de cocina, por supuesto, han reaccionado durante mucho tiempo, y por lo tanto proponer ralladores eléctricos, que giran más lentamente, y dar buenos resultados hay que reconocer.
Pero al mismo tiempo, estamos asistiendo a un fuerte retorno del rallador de verduras de la abuela, totalmente manual, pero en materiales más modernos (acero inoxidable, plástico), nunca se estropea, consume 0 kw, y se lava fácilmente bajo el agua
A menudo es una buena opción volver a lo básico, a lo fundamental, a las cosas que resisten el paso del tiempo, y el rallador de verduras es una de ellas.
¿Qué elegir?
- Si ya tienes un rallador eléctrico, no cambies nada, o si buscas ahorrar energía, cambia a un rallador manual.
- Si ya tienes una "cosa rápida" como un procesador de alimentos, realmente vale la pena cambiar a un rallador de verduras, y no es necesario conseguir uno eléctrico. Un rallador manual, como el anterior, cuesta unos veinte euros, y es muy adecuado para una familia.
Sin embargo, ten cuidado, no adquieras un rallador barato, hecho de plástico frágil, que se romperá con bastante rapidez. Como siempre ocurre con los equipos, hay que pagar el precio, es una inversión de tiempo.
El precio se olvida, la calidad permanece.
Nos damos cuenta de que, 50 años después, algunas de las herramientas de nuestra abuela siguen funcionando muy bien, y que apenas hemos mejorado desde entonces.
Lo mismo ocurre con el molino de verduras, pero ese es otro tema...
Seguramente te habrás dado cuenta de que estoy muy apegada a la cocina con niños, hablo a menudo de ella, convencida de que es el primer y más eficaz baluarte contra la comida basura.
Pues bien, puedes confiar a los niños el rallador de verduras manual, no corren el riesgo de hacerse daño y el esfuerzo que supone es gratificante para ellos (a veces puede ser necesaria una pequeña ayuda discreta).
Estarán orgullosos de ayudar a preparar la ensalada de zanahoria, el entrante del próximo domingo.
Resumiendo: No hay nada mejor que un buen rallador manual para rallar verduras.