Pero como tengo un hijo en el oficio (cocinero expatriado en Bruselas en el momento de escribir estas líneas), y otro que, a pesar de hacer un máster en biología, pasó varios veranos como commis de cuisine en un restaurante de la costa, he podido ver un poco cómo es la cocina de un restaurante de verdad, en funcionamiento, y (por desgracia) he bajado a la tierra....
Pero no importa, voy a hacer lo que hacía cuando los dos niños que acabo de mencionar eran pequeños, y jugábamos a juegos, que a menudo empezaban con "Decíamos que...".
Entonces decían:
- Sería un pequeño, incluso muy pequeño restaurante, unos veinte cubiertos. Una persona en el comedor, dos en la cocina como máximo.
- Habría un horno de pan cuya boca (la salida) daría a una de las paredes del comedor, y haríamos un lote de
pan de masa madre para el servicio de la noche, que se llevaría (habría que apuntar bien el momento) durante el servicio, justo cuando empezaran a llegar los clientes. Un lote con muchos panes diferentes, normales y
especiales. Una vez sin levadura, se los llevábamos a los clientes bien calientes y les ofrecíamos uno a cada uno en una bolsa de papel en la caja.

- De vez en cuando había días de pizza, flammenkueche o cualquier otro plato que pudiera cocinarse en un horno abierto, pero esos días no había pan fresco.
- No hay menús en papel, sino una pantalla plana (o dos, según el ángulo de la sala) con fotos de los platos que se ofrecen ese día. Se entregan tabletas digitales (como iPads) a los clientes, que pueden consultar electrónicamente el "menú", que en realidad es una mini página web en el idioma de su elección que se difunde por wifi en el comedor, y a la que pueden conectarse todos los móviles y smartphones de los clientes para consultar el menú o acceder a la web mientras esperan sus platos. Puede hacer el pedido usted mismo o llamar al camarero, que también lo tomará electrónicamente. Una vez hecho el pedido, se muestra directamente en una pantalla en la cocina.
- La cocina es sencilla, sin una gran carta, pero todo de buen gusto,
cocinado con un máximo de productos locales, frescos y ecológicos siempre que sea posible. Al mediodía hay un solo menú, con sólo 2 opciones de entrantes, platos principales y postres. Los platos se basan siempre en el mercado, las estaciones y la ocasión.
- Comidas temáticas:
sushi, España, México,
slow cooking, etc.
- Platos "de siempre", fáciles de preparar con antelación y de conservar, siempre disponibles en verano y en invierno:
Pâté de campagne, assiette de cochonnaille,
crème brulée,
tiramisú, etc.
- Al final de la comida, hay 2 opciones de café: el clásico, un espresso, o el café "à la cafetière" o "à l'américaine", servido en la mesa y en la cantidad que se desee (¿quizá gratis?). En ambos casos servido con un dulce casero:
merengues,
financiers, chocolate, etc. que cambia cada día.
Ahora sólo falta darle un nombre...