Ponga una sartén grande a fuego vivo, y derrita dentro 50 g de
mantequilla.
Cuando esté bien caliente, agregue de un tiro la cantidad necesaria de espinacas frescas para llenar la sartén.
Cuidado, por el agua que permanece en las espinacas tendrá muchas proyecciones, tenga cuidado de no quemarse.