Mientras tanto, ponga 200 g de Culis de frutas frescas (o fresa, grosella negra, etc...) a calentar en una olla a fuego lento. Tan pronto como esté un poco caliente (no hierva), retire del fuego. De hecho, si quiere mantenerlo bien rojo, caliéntelo lo menos posible.
Seque la gelatina presionándola en una mano y luego limpiándola en un paño y dilúyala en el culis caliente revolviendo continuamente.