Se trata de derretir la mantequilla para eliminar todas las impurezas (espuma y suero) que se encuentran en ella.
Obtenemos mantequilla clarificada, que se puede calentar sin degradarse porque ya no tiene impurezas y se digiere mejor.
Ésta es ideal para cocinar sin tener pequeños granos negros, o para conseguir todas las salsas "emulsionadas" como la salsa bearnesa o la muselina.