Es una pregunta que se plantea con cada cocción de un bizcocho y no siempre es evidente (sobre todo para un principiante), porque el aspecto exterior del bizcocho no es necesariamente un buen indicador: Puede tener un hermoso bizcocho dorado en el exterior, pero que no está suficientemente cocido en el interior.
Aquí le muestro un truco tan viejo como la pastelería misma.