4 : Tamizar la mezcla de harina y almidón por encima.
5 : A continuación, incorporarlo, todavía suavemente con una espátula. Deje de trabajar en cuanto se haya mezclado, no hay gran problema con que queden algunos trozos de merengue aquí y allá.
6 : Reparta la preparación con la manga pastelera (diámetro 1 cm) sobre una bandeja de horno antiadherente, en cilindros de aproximadamente 5 cm (2 pulgadas) de largo.
8 : Hornear inmediatamente y dejar que se cocine durante 10-15 minutos, comprobando que se colorea.
9 : Retirar de la bandeja de horno mientras está caliente, y enfriar en una parrilla.
Observaciones
Esta receta no es tan fácil como parece, la dificultad estriba en conseguir que los bizcochos abulten bien en lugar de ser (demasiado) planos. La clave del éxito está en los pasos 3 y 5 en los que hay que incorporar el merengue con mucho cuidado para mantener el lado ligero de la preparación. Tenga mucho cuidado en esta delicada operación. Se dice que los bizcochos de soletilla fueron inventados en el siglo XVIII por el célebre Antonin Carème, entonces cocinero del príncipe de Talleyrand, porque éste quería poder remojar fácilmente una galleta en su vaso de Oporto, lo que hacía todas las noches. Y así es como nacería esta galleta alargada (me encantan estas hermosas historias). Éstas galletas varían su nombre según el país, en Chile se llaman bizcochos de champán, en Argentina vainillas, en Mexico soletas, en Perú biscotelas, en El Salvador suspiros y en inglés se llaman "dedos de dama".