Nada más simple que un merengue, finalmente se trata de claras de huevo batidas con azúcar. Se obtiene una preparación bastante espesa que se hornea en horno muy suave para obtener pastelillos ligeros y deliciosos.
Sin embargo, en pastelería, el merengue puede variarse de tres maneras que, siguiendo el principio básico (claras y azúcar), dan resultados bastante diferentes para usos particulares.
El merengue francés
Es
el más simple, el más fácil, el merengue básico. Se baten claras de huevo y cuando están bien montadas, se añade 50g de azúcar en polvo por cada clara. Nada difícil, se puede preparar con niños (les encanta) y se obtienen merengues muy ligeros.
El merengue suizo
Para éste, el proceso es un poco diferente, se
mezcla directamente claras y azúcar en polvo, que llevamos a 50°C en baño maría, y luego batimos. Obtendremos merengues un poco más densos, menos ligeros, que a menudo se usan para crear pequeños motivos (setas etc.) que colocamos en los helados o dulces de Navidad por ejemplo. Note que los merengues grandes que se compran en panaderías son frecuentemente los suizos.
El merengue italiano
El
merengue italiano es el más complicado. Se baten las claras, pero el azúcar se cocina en "bola blanda" (120°C) antes de agregarlo a las claras. Se obtiene un merengue muy cremosos que a menudo se usa como preparación para otra receta, un
Nougat Glacé o una
tarta de merengue con peras y limon verde por ejemplo.
Resumiendo
Como puede observar, sólo es cuestión de temperatura o casi, nos quedamos siempre con las claras y el azúcar. Aunque ciertos merengues se adaptan mejor a tal o cual receta, en la práctica puede escoger el tipo de merengue que más le guste.
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